Cuando cierro los ojos digo que no hay Luz

Jesús, perdona cuando digo que no estás conmigo, y es que tengo los ojos cerrados, y entonces digo que no hay luz. Abriré los ojos a tu Luz. Para abrir los ojos a tu Luz, apagaré mis potencias, renunciaré a entender, confiaré solo en Ti. De todas formas, no tengo otra salida no tengo otra perspectiva, no encuentro otra solución. Desde mi radical impotencia, solo cabe volverme a Ti. Es en la oscuridad de mi desesperación, donde brilla tu luz Jesús. Amén.