El peón

 


Me siento como un peón de ajedrez que no sabe donde colocarse. No puedo porque los peones no se mueven,  son movidos. Los demás hombres tampoco saben que hacer conmigo, me miran con asombro y recelo. Solamente un experto puede moverme y llevarme a cumplir mi misión,  que tal vez  sea morir para salvar a la reina. Me gustaría que el Espíritu Santo me moviera a su gusto para cumplir mi misión. Espero dejarme. Un peón no brilla, es movido a veces de maneras inexplicables, y no sabe a donde va. Así sea.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Jesús, me agarro a Ti como una lapa

Zaqueo, una historia de amor

Ibas a morir