Ha llegado la hora
Ha llegado la hora en que he comprendido que lo tengo que hacer es dejar de buscar consuelo, y simplemente aceptar, afrontar, como hizo Jesús. Además, consuelo, ¿dónde? ¿En las personas?, raramente lo encontraré, y si lo hago será por casualidad, solo por un momento, y será pasajero, y a veces será un consuelo que se convierte en amargura. ¿Y en Jesús?, tampoco, si Él me lo quiere dar, pues bien, pero no esperarlo como si fuera un derecho, porque Jesús es el Bien en sí mismo, y ya se me ha dado.