María

Querida María:

Tú eres el faro que ilumina mi oscuridad,

Estrella de la mañana, María.

Tú eres la mano blanca y cálida a la que me sujeto,

Virgen poderosa, María.  

Tú eres el lecho blando donde me tumbo en mi enfermedad,

Salud de los enfermos, María.

Tú eres la sonrisa que alivia y consuela mis tristezas,

Consoladora de los afligidos María.

Tú eres la que triunfa sobre mis enemigos,

Madre inmaculada, María.

Tú eres mi madre y madre de la Iglesia,

que es también madre mía,

María.

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