Rendición

¿Por qué no depones las armas
ante el soberano Rey de tu alma?
Dobla las rodillas de tu entendimiento
y entrega tu voluntad a su Ternura Infinita.

Estás jugando un pulso que Él te deja ganar
porque eres su niñito a quien ama,
pero secretamente espera que lo dejes ya,
que te entregué del todo para dártelo todo

Ríndete y disfruta de su Amor gratuito e incondicional,
corta ya de una vez esos hilos que sabes que te atan,
y a los que navegan ya en este Amor déjalos ir,
no los retengas en el lugar en que tú te quedaste varado.




Comentarios

Entradas populares de este blog

María

Una palabra tuya basta para sanarme

La gracia de la confianza en Jesús