Hoy es la Noche,
en la que empieza a contar el tiempo.
Hoy es la Noche,
en la que el Amor muestra su rostro.
Hoy es la Noche,
en la que la muerte pierde la partida.
Hoy es la Noche,
silencio.
Querido Jesús, soy como una lapa que se agarra y se alimenta de Ti, que eres la Roca. A veces, las olas golpean fuertemente y todo lo que siento me induce a despegarme, separarme y alejarme de Ti. Pero ¡no!, ¡me aferro a la FE!, que es lo que impide que me suelte. Señor a veces estar a tu lado implica temblar, verse sacudido, perseguido, pero no me quiero ir porque te amo. Jesús Tú eres la Roca, yo soy la lapa y el pegamento es la fe. ¡Que así sea! Amén.
Querido Jesús: No te conozco, pero mi corazón te ansía, me gustaría verte. Todos me odian y soy bajito, no sé qué hacer, quiero verte. Me subiré a este árbol. Estoy nervioso, todos me miran, alguno ha sacudido el árbol para que yo caiga. Pero yo, no sé, algo en mi corazón me dice que te veré, que me verás, que tal vez Tú me quieras. Ya vienes, mi corazón empieza a latir, me miras, me quieres, quieres hospedarte en mi casa. Ya soy tuyo, haz de mí lo que quieras. Amén.
Querido Jesús: Nunca me había parado a pensar en cómo te sentirías en tu Última Cena. Imaginaba que estarías alegre, rodeado de tus amigos. Pero es que ibas a morir, y lo sabías, y sabías que uno de ellos te iba a traicionar. Y, aun así, cenaste con ellos, bebiste con ellos, le dejaste a Juan recostarse en tu pecho y consolarse, cuando eras Tú el que necesitabas ser consolado… Querido Jesús, amaste en los peores momentos de tu vida. Me enseñas a amar. Amén.
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