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Mostrando entradas de junio, 2020

No sé cómo alabarte

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No sé cómo alabarte, ni qué decir Señor, me gustaría hacerlo, me dicen que lo haga,  pero no puedo, lo siento. No sé cómo alabarte, las palabras de alabanza no las logro articular, voy a hablar…, y más bien tengo que coger aire porque no puedo respirar. No sé cómo alabarte, lo intento, lo quiero, la alabaza es sanadora me dicen,  y quiero sanar,pero lo único que consigo es tragar saliva porque se me hace un nudo en la garganta. No sé cómo alabarte, ni qué decir Señor, ahora prefiero estar contigo preguntando a tu Padre, mi Padre, por qué nos ha abandonado. No sé cómo alabarte, ni qué decir Señor, no sé si hago bien, pero no puedo hacer otra cosa. Tú sabes, Tú puedes. Hazlo Tú en mi Jesús.  

Vengo a descansar en tu Corazón

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Vengo a descansar en tu Corazón, aunque mi cuerpo no sienta el descanso, y mi corazón herido tampoco, seguirá herido, como lo estuvo el tuyo aquí en la tierra.   Vengo a descansar en tu Corazón, porque es como el mío, porque también ha sido herido y traicionado, y ha sentido la indiferencia y el abandono, por eso sé que puedo descansar en Él.     Vengo a descansar en tu Corazón, porque me comprendes, y estoy cansada de intentar sanarlo, de querer consolarlo, en otros lugares en los que creo que estás, pero no.   Vengo a descansar en tu Corazón, sabiendo que mi corazón seguirá herido, inconsolable y sediento de Amor, sólo te pido que deje de buscar donde Tú no estás.   Condúceme directamente a tu Corazón, estoy cansada de buscarte Jesús.  Jesús dice, ven, por la fe oscura, ahí te espera mi Corazón.

El gran seductor

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Tú eres el gran seductor, el amante de los amantes, el que persigue y se deja perseguir, el que aparece conquistando, y desaparece para dejarse conquistar. El fin del alma es unirse a Ti, y hasta que no lo consigue, vaga ansiosa deseándote sin saberlo. Tú le clavas tus flechas de Amor, y la pobre alma tiene tantas armaduras, que a veces ni las siente. Pero Tú perseveras… Nunca dejas de acosar al alma, como un verdadero amante, con un único fin, unirte a ella en Amor Eterno. El fin del alma es el mismo, para eso ha sido creada, y ahí está su felicidad y realización plena, y sin embargo sus deseos se dirigen a otros fines. Y Tú, el gran seductor, el amante de los amantes, lanzas tus antorchas de Amor, y cuando el alma se queda a oscuras, es capaz, ¡por fin!, de percibir su brillo.