El soplo de la Vida

Has hecho bien Señor, en dejarme sin consuelos, en trastocar todos mis sueños, en tirarme por los suelos. Has hecho bien Señor, porque todos me abandonan, y  la nada me acompaña, cuando la última luz ya se apaga. Has hecho bien Señor, en hacerme creer que no puedo, en permitir sentir que me muero, y  en dejarme ver lo que merezco. Has hecho bien Señor, te lo agradezco, te lo permito, te lo agradezco. Te quiero.

"La oración es una cuestión de vida o muerte. No vas a morirte si no la tienes pero no vas a vivir realmente si no la mantienes. Morirás en vida sin ella. Vivirás en la muerte sin ella. Morirás a ti mismo por medio de ella. Vivirás en la Vida con ella,..."                                                                  Javier 

La sed del Espíritu Santo no se acaba de saciar, cada gota de agua va ensanchando más el alma,  y a medida que ésta se va vaciando de todo aquello que no la llena, va creciendo la sed. La sed del Espíritu Santo enciende un fuego en nuestro interior, y cada gota de agua se pierde en la llama y la aviva,  y entonces la pobre alma vaga por este mundo, buscándole por todas partes, en todos los rostros y palabras, deseando ser quemada en su fuego y ahogada en su agua.

Me gusta estar contigo porque me miras a los ojos, porque me escuchas hasta que acabo de hablar, porque dejas una larga pausa antes de hablar tú. Porque veo en tu rostro que lo que te digo te interesa, y porque si algo me perturba y no te lo digo tú lo adivinas, y me lo sacas de dentro para que deje de preocuparme. Me gusta estar contigo porque no esperas nada de mí, porque no estás conmigo para salvarme, no estás conmigo para ayudarme, estás conmigo porque te gusta estar conmigo. Me gusta estar contigo porque no tengo que medir mis palabras, porque sé que no las vas a malinterpretar, porque eres transparente y sabes que también yo lo soy. Me gusta estar contigo porque en tu presencia todo mi cuerpo se relaja, mis defensas se hacen añicos, puedo cogerte la mano y apretarla sin temor. Porque sé que nunca me harás daño y que yo no puedo hacértelo a ti, porque nos amamos… Jesús.  

Dices que me aleje de la orilla y entre dentro en las aguas profundas, y yo lo hago porque en la orilla el mar está alborotado y las olas arrastran basura. Entro y nado hacia Ti, pero cuanto más me acerco más te alejas. Hay mucho silencio y oscuridad y estoy a punto de salirme otra vez, quisiera hacerlo, pero ya no puedo, y en realidad no quiero porque tu voz me atrae. Así que me quedo aquí e intento nadar, pero a veces me desespero, lucho contra la corriente y empiezo a ir a la deriva. Así que me doy cuenta de que no puedo hacer nada, solo estar quieta y flotar, fluir con el movimiento de tus aguas  que son aguas de vida y paz.