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Mostrando entradas de 2022

Jesús, mi deseo para el año que viene

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  Querido Jesús: Solo te quiero a Ti. Solo quiero permanecer junto a Ti. Aunque no te vea, aunque no te sienta, saber que estarás… Saber que estarás, partiendo conmigo Tu pan. Y aunque a Ti no te vea concédeme verte en mis hermanos. Jesús, no sé lo que pasará el año que viene porque solo tengo el ahora, y el ahora lo quiero tener lleno de Ti. Sígueme defendiendo, protegiendo, amando,  y si es tu voluntad escondiéndote. Solo dame la Fe. Amen.

Te adoro

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Te adoro, Palabra eterna de Dios hecha silencio en el Portal. ¡Cómo grita el amor tu silencio en la noche de cristal! Te adoro, reguero claro de luz que vence la oscuridad. ¡Cómo rompe tu luz la tiniebla que formó la iniquidad! Te adoro, ternura inmensa de Dios, fuente viva, claro manantial. ¡Todo un Dios hecho carne en María! Nieve blanca, humilde, virginal. En Ti nos ha nacido la vida, en Ti se puede confiar, en Ti nace otra vez la esperanza, en Ti amanece eternidad. Te miro y me conmuevo de amor al verte pobre de verdad. Dios eterno que todo lo puedes, envuelto en debilidad. Me entrego vencido por el amor que ha nacido en un Portal. Hoy yo pongo mi vida a tus pies, tómala, no puedo darte más.  "Letra y música, Padre Jose Luis Saavedra"

Zaqueo, una historia de amor

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  Querido Jesús: No te conozco, pero mi corazón te ansía, me gustaría verte. Todos me odian y soy bajito, no sé qué hacer, quiero verte. Me subiré a este árbol. Estoy nervioso, todos me miran, alguno ha sacudido el árbol para que yo caiga. Pero yo, no sé, algo en mi corazón me dice que te veré, que me verás, que tal vez Tú me quieras. Ya vienes, mi corazón empieza a latir, me miras, me quieres, quieres hospedarte en mi casa. Ya soy tuyo, haz de mí lo que quieras. Amén.    

Jesús, me agarro a Ti como una lapa

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Querido Jesús, soy como una lapa que se agarra y  se alimenta de Ti,  que eres la Roca. A veces, las olas golpean fuertemente  y todo lo que siento me induce a despegarme, separarme y alejarme de Ti. Pero ¡no!, ¡me aferro a la FE!,  que es lo que impide que me suelte. Señor a veces estar a tu lado implica temblar, verse sacudido, perseguido, pero no me quiero ir porque te amo.   Jesús Tú eres la Roca, yo soy la lapa y el pegamento es la fe. ¡Que así sea! Amén.

Ibas a morir

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  Querido Jesús: Nunca me había parado a pensar  en cómo te sentirías en tu Última Cena. Imaginaba que estarías alegre, rodeado de tus amigos. Pero es que ibas a morir, y lo sabías, y sabías que uno de ellos te iba a traicionar. Y, aun así, cenaste con ellos, bebiste con ellos, le dejaste a Juan recostarse en tu pecho y consolarse, cuando eras Tú el que necesitabas ser consolado… Querido Jesús, amaste en los peores momentos de tu vida. Me enseñas a amar. Amén.

La gracia de la confianza en Jesús

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  Querido Jesús, confío en Ti, te lo digo, con la voluntad, con mis palabras temblorosas, con ese sentimiento de miedo e impotencia que me invade. Confío en Ti, aunque mi cuerpo ya sabes que no confía, ni mi psicología, y mis sentimientos no confían para nada ahora mismo. Pero con mi voluntad te digo que confío, porque quiero hacerlo, quiero quererte Jesús sin intereses, sin esperar a que me auxilies a cada momento.  Quiero, pero no puedo,  aunque sí con tu gracia. Que todo este dolor me abra a recibirla. Amén.    

Por Amor

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  Querido Jesús , ayúdame a abandonarme a la voluntad del Padre, como lo hiciste Tú, por amor a tu Padre, y por amor a nosotros los hombres. Entregaste tu vida por amor, y solo por amor, amor a tu Padre, y amor a nosotros. ¡Ayúdame Jesús a hacer lo mismo! Ayúdame a aceptar la voluntad del Padre que quiere lo mejor para mí. Ayúdame a aceptar, afrontar y abrazar la Cruz,   por amor al Padre y a ti Jesús, y por amor a mis hermanos los hombres, como lo hiciste Tú. Amén.

Jesús, Tú eres mi cirineo

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  Jesús, querido Jesús, hoy te imagino fuerte y Resucitado, a mi lado camino del Calvario. Yo estoy cansada, ya no puedo más, me he caído, y solo quiero rendirme y quedarme ahí. Pero Tú vienes, aunque ni siquiera te he llamado, vienes y coges mi Cruz, me levantas y me sostienes, y con tu dulce mirada me dices que siga, que merece la pena, que ya estamos cerca, y que Tú me amas. Jesús, Tú eres mi Cirineo, gracias. Amén.  

Ven dulce huésped del alma

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Ven Espíritu Santo, entra en mi alma, te invito, sí, eres mi huésped. Tengo ya la casa preparada, limpia, ordenada, y he puesto flores. Te espero Espíritu Santo, eres un huésped que me traerá dones. ¡Qué ilusión! Y sé que no eres cualquier huésped, entras en mi casa y aunque yo creo que está muy bien, Tú la reformas, tiras tabiques, lo desordenas todo. Me haces pasarlo mal, muy mal. Y luego me dejas la casa distinta, nueva. Y me liberas. Merece la pena, ¡Ven dulce huésped del alma! Amén. 

Jesús, ayúdame a solventar este problemilla

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  Jesús, las vanidades del mundo son humo, pero en este mundo vivo, y el humo a veces es tan denso, que no se ve nada, no se oye nada. Jesús ¿por qué tu voz se oye tan lejana? y ¿por qué el mal no para de gritar? una y otra vez, una y otra vez, sin cansarse. Jesús, no creo que sea yo, porque yo solo quiero oírte a ti, y aunque sea débil y aunque sea lo que sea, solo quiero estar contigo. Pero bueno creo que ya sé lo que pasa, el problema no es estar contigo, el problema es dónde estás Tú, en la Cruz. Jesús, ayúdame a solventar este problemilla, ayúdame a amar cualquier sitio donde estés Tú. Amén.  

Jesús, el pastor silencioso

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     Querido Jesús soy tu ovejita que tiembla de miedo porque el lobo está cerca, y no oigo tu silbo amoroso , no te oigo reprender al lobo, me encuentro sola y rodeada de peligros, Jesús. Querido Jesús, creo que tu silbo amoroso es silencioso pero potente, y yo no lo oigo, pero sí lo oye el lobo, que me sigue de cerca, pero no se atreve a hacerme nada. Jesús, eres un pastor peculiar, a veces silencioso e invisible. Y yo soy una oveja ciega, sorda y que no sabe a dónde va, pero es conducida por el amor. Tengo miedo Jesús, quiero oir tu silbo, quiero ver tu figura, quiero dejarme salvar. Amén.    

Donde nadie llega

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  Jesús Tú llegas donde nadie llega. Tú entras donde nadie entra. Eres el Único que conoce mi verdadera personalidad, mi ser de verdad. Tú eres más íntimo a mí que yo mismo. Tú conoces lo que yo ignoro y amas cada fibra de mi ser. Estás dentro de mí, habitas Resucitado llenándolo todo de Luz. Sé que para llegar a donde estás todavía tengo que atravesar tinieblas. Pero voy contigo, de tu mano, de la mano del Resucitado, con tu Luz. Amén.

El último aliento

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  Jesús, se acerca tu hora, sabes que llega y nos amas hasta el extremo, entregando tu vida, tu último aliento. Yo cuando llego a mi último aliento, cuando me siento sin fuerzas, te grito, te pido ayuda, y quiero que me saques de ahí, que vuelva a sentir fuerzas,   y recuperar el aliento. Pero Jesús, yo creo que a veces quieres, que nos sintamos sin aliento, que no recuperemos las fuerzas, que nos mantengamos así, débiles, y en fe sepamos que estamos sostenidos por tu Padre, por Ti. Como Tú en esa hora en que nos amaste hasta el extremo. Que así sea Jesús. Amén.

Jesús, descansa en mí

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  Querido Jesús hoy te presento mi corazón por si puedes descansar un poco. A ver si puedes dejar de oír por un momento tantos gritos de angustia, y que te sea más llevadero el peso del pecado, del mal y del dolor de la criatura humana. Es una tontería lo que te digo, ¿qué puedo hacer yo?, pero es solo una oración. Por eso Jesús, hoy quiero que descanses un segundo en mí, no puedo ofrecerte mucho más, porque yo también grito y te pido cuentas, tantas veces. Pero ahora por un momento te digo Jesús, confío en Ti, no me des explicaciones, haz lo que tengas que hacer, y descansa en mí, querido Jesús. Amén.  

Apártate de mí Satanás

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  Jesús, que bien te entiendo cuando tengo que aceptar mi Cruz, cuando me dirijo a mi Jerusalén, cuando sé que no debo hacer caso, a aquéllos que me dicen, no sea así, Dios no lo permita, eso no sucederá. Qué bien te entiendo Jesús, cuando los que más quieres, no te entienden y no te acompañan en tu caminar, realmente porque no pueden. Te entiendo Jesús porque en ese momento querías que tus amigos te acompañasen, te entendiesen, te consolasen, pero no que te apartaran de tu camino. Tampoco yo quiero apartarme, ayúdame, Jesús. Amén    

Ya lo estoy haciendo

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  Querido Jesús, me gustan las personas que contestan “No sé”, porque las respuestas fáciles no me ayudan. Tú también me dices no sé y eso no me agrada tanto, ojalá tuvieras respuesta para todo, y la tienes, pero no me la das. Me dices, “yo no voy a descubrir lo que tú tienes que descubrir, no voy a darte el mapa porque el mapa lo trazarás tú. Quiero que crezcas, no voy a dejar que estés así siempre, no voy a hacer lo que tú tienes que hacer, porque te amo, ¿entiendes?” “Y cuando me dices, sáname, libérame, Yo te digo ya lo estoy haciendo. Quieres que te evite el dolor, la angustia, la incertidumbre, cuando es precisamente eso lo que te está sanando” Jesús, te digo, no sé como soportas verme sufrir tanto, Y Tú me dices, porque veo más allá de tu sufrimiento. Vaya Jesús, aunque no contestas, tienes respuesta para todo. Amén.

Voy contigo Jesús

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  Jesús, Tú me dices, ¿Qué buscas? Y yo te digo, ¿dónde vives? Y Tú me dices “Ven y lo verás” Y yo voy, y entonces me acuerdo de que Tú dijiste, “El Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza” Entonces, ¿dónde vives?, pienso yo,   y ya en mi interior siento un sobrecogimiento, ¿dónde voy? Voy a la muerte, voy a la Cruz. Me paro un poco, lo pienso un poco mejor, y me acuerdo de tu mirada de Amor que me fascina. Y entonces siento la fuerza para ir contigo, y cuando ya te voy siguiendo el sobrecogimiento da paso a la alegría. Y me acuerdo de que Tú dijiste: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás”. Voy contigo Jesús, sería tonta si no fuera. Amén.

La soledad de Jesús

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  Querido Jesús, no tengo ni idea, pero supongo que te debiste sentir muy solo aquí en la tierra, tan solo como ahora en muchos sagrarios. No hay soledad tan grande como la de no poder compartir el dolor, como la de no sentirse comprendido, sobre todo, por las personas más cercanas, tu familia, tus vecinos, tus apóstoles. Me imagino que de niño no entenderías muchas cosas, tu corazón puro frente a tantos corazones mezquinos… Yo también te habría dejado solo si hubiera estado contigo, o te habrías sentido solo en mi presencia, imposible comprender a Dios hecho hombre. Sin embargo, tal vez no, ojalá no, ojalá mi amor te hubiese brindado algo de consuelo, ojalá hubiese podido secar tus lágrimas Jesús. Ahora puedo hacerlo, uniendo mi dolor al tuyo, mi soledad a la tuya, y visitándote en el Sagrario, comiéndote, adorándote, no escandalizándome de ti, sometiendo mi voluntad a la tuya. Pero no puedo hacerlo, dame tú la gracia, Jesús, quiero, Amén.  

Ni vino ni agua

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  Jesús tu sabes que no tengo agua para que la transformes en vino, bueno es que ni siquiera tengo tinajas… Y si la tinaja soy yo, como estoy llena de agujeros, no puedo contener el agua, pero da igual porque como ya he dicho no tengo agua. Veo que sonríes Jesús, y sí es que es gracioso, ni agua, ni vino, ni tinaja, ni sirvientes. Y por si fuera poco tampoco tengo mucha fe, pero algo sí tengo, aunque no tanta como un grano de mostaza. Pero sobre todo tengo a la Virgen, a mi lado , que te dice: "Mírala, no tiene vino, ni agua, ni tinaja…" Y si ella lo dice, el milagro se hará. Amén

Jesús no me sanes si no quieres

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  Jesús, te pido que me concedas la gracia de poderte decir que no me sanes si no quieres. Jesús, quiero ir a Ti por puro amor, como vienes Tú a mí. Pero esa gracia solo Tú me la puedes dar. Llegar a ese desinterés por todo lo que no seas tú, implica pasar por el camino de la Cruz. No hay otra forma. Y si la Cruz me lleva a decir, “no me sanes si no quieres”, quiere decir que la Cruz es sanación. Amén.

Sin propósitos

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        Jesús, este año que comienza no tengo propósitos, no puedo ya, porque mi vida no me pertenece. Tuya es mi vida, tuyo es el tiempo, Tú eres el Principio, y el Fin. Y mi vida está dentro de tu Eternidad, y ya solo me dejo llevar, o por lo menos quiero dejarme. No puedo hacer propósitos, ya no, solo el de amarte y el de dejarme amar. Amén.