Ven dulce huésped del alma
Ven Espíritu Santo, entra en mi alma, te invito, sí, eres mi huésped. Tengo ya la casa preparada, limpia, ordenada, y he puesto flores. Te espero Espíritu Santo, eres un huésped que me traerá dones. ¡Qué ilusión! Y sé que no eres cualquier huésped, entras en mi casa y aunque yo creo que está muy bien, Tú la reformas, tiras tabiques, lo desordenas todo. Me haces pasarlo mal, muy mal. Y luego me dejas la casa distinta, nueva. Y me liberas. Merece la pena, ¡Ven dulce huésped del alma! Amén.