Jesús, tú eres el mar donde flotan mis incertidumbres
Jesús, tú eres el mar, la calma, el sosiego, el control. Me dices ¿por qué te alteras, es que no voy yo contigo en la barca? Jesús, yo me descontrolo, pierdo la calma, y empiezo a luchar. A luchar contra el viento, contra el agua, y ¡claro!, no puedo nada. Jesús, quiero dejar de agitar los brazos, de contener la respiración, de cerrar los ojos. Quiero dejarme caer, flotar, disfrutar del viento, del agua, del sol. Tengo miedo, pero puedo disfrutar, porque Tú vas conmigo en la barca. Jesús, te quiero, me quieres. Amén.