Querido Jesús, soy como una lapa que se agarra y se alimenta de Ti, que eres la Roca. A veces, las olas golpean fuertemente y todo lo que siento me induce a despegarme, separarme y alejarme de Ti. Pero ¡no!, ¡me aferro a la FE!, que es lo que impide que me suelte. Señor a veces estar a tu lado implica temblar, verse sacudido, perseguido, pero no me quiero ir porque te amo. Jesús Tú eres la Roca, yo soy la lapa y el pegamento es la fe. ¡Que así sea! Amén.
Querido Jesús: No te conozco, pero mi corazón te ansía, me gustaría verte. Todos me odian y soy bajito, no sé qué hacer, quiero verte. Me subiré a este árbol. Estoy nervioso, todos me miran, alguno ha sacudido el árbol para que yo caiga. Pero yo, no sé, algo en mi corazón me dice que te veré, que me verás, que tal vez Tú me quieras. Ya vienes, mi corazón empieza a latir, me miras, me quieres, quieres hospedarte en mi casa. Ya soy tuyo, haz de mí lo que quieras. Amén.
Querido Jesús, confío en Ti, te lo digo, con la voluntad, con mis palabras temblorosas, con ese sentimiento de miedo e impotencia que me invade. Confío en Ti, aunque mi cuerpo ya sabes que no confía, ni mi psicología, y mis sentimientos no confían para nada ahora mismo. Pero con mi voluntad te digo que confío, porque quiero hacerlo, quiero quererte Jesús sin intereses, sin esperar a que me auxilies a cada momento. Quiero, pero no puedo, aunque sí con tu gracia. Que todo este dolor me abra a recibirla. Amén.
Comentarios
Publicar un comentario