No me toques

Señor, fué muy duro perderte después de haberte encontrado. 
Eras el primero que me miraba con ternura, en realidad eras el primero que me veía. 
Delante de Ti yo era, me sentía viva y hasta buena.                                                    
Tus palabras eran caricias que curaban todas mis heridas. Fué muy duro perderte Señor. 
Cuando creí que habías muerto  y que contigo se había ido toda mi esperanza,  y que había conocido el cielo para volver al infierno, fué muy duro Señor. 
No sé cuando sentí más dolor si antes de conocerte o después al perderte, creo que fué después... Pues conocer un Amor así y luego perderlo.
Pero no, estás ahí, aunque no puedo verte, no te reconozco y dices que no puedo tocarte.
Entiéndeme Señor yo soy humana y no puedo verte, y no puedo tocarte y te amo. 
Entiéndeme... 

Comentarios

Entradas populares de este blog

María

Una palabra tuya basta para sanarme

La gracia de la confianza en Jesús