Hoy es la Noche,
en la que empieza a contar el tiempo.
Hoy es la Noche,
en la que el Amor muestra su rostro.
Hoy es la Noche,
en la que la muerte pierde la partida.
Hoy es la Noche,
silencio.
Querido Jesús: Nunca me había parado a pensar en cómo te sentirías en tu Última Cena. Imaginaba que estarías alegre, rodeado de tus amigos. Pero es que ibas a morir, y lo sabías, y sabías que uno de ellos te iba a traicionar. Y, aun así, cenaste con ellos, bebiste con ellos, le dejaste a Juan recostarse en tu pecho y consolarse, cuando eras Tú el que necesitabas ser consolado… Querido Jesús, amaste en los peores momentos de tu vida. Me enseñas a amar. Amén.
Querido Jesús: No te conozco, pero mi corazón te ansía, me gustaría verte. Todos me odian y soy bajito, no sé qué hacer, quiero verte. Me subiré a este árbol. Estoy nervioso, todos me miran, alguno ha sacudido el árbol para que yo caiga. Pero yo, no sé, algo en mi corazón me dice que te veré, que me verás, que tal vez Tú me quieras. Ya vienes, mi corazón empieza a latir, me miras, me quieres, quieres hospedarte en mi casa. Ya soy tuyo, haz de mí lo que quieras. Amén.
Querida María: Tú eres el faro que ilumina mi oscuridad, Estrella de la mañana, María. Tú eres la mano blanca y cálida a la que me sujeto, Virgen poderosa, María. Tú eres el lecho blando donde me tumbo en mi enfermedad, Salud de los enfermos, María. Tú eres la sonrisa que alivia y consuela mis tristezas, Consoladora de los afligidos María. Tú eres la que triunfa sobre mis enemigos, Madre inmaculada, María. Tú eres mi madre y madre de la Iglesia, que es también madre mía, María.
Comentarios
Publicar un comentario