Muriendo
Está muriendo mucha gente a la
que quiero. Hoy he llegado a
pensar, “tanta gente buena se está marchando de este mundo, no dan ganas de
quedarse aquí…”. Pero no era un pensamiento depresivo, era casi una ilusión
tener ya tanta gente en el cielo.
El amor es más fuerte que la muerte. La
muerte no destruye el amor, tal vez lo aumente. El dolor de perderlos es muy fuerte,
tan fuerte como el amor. Amor, dolor, palabras que se confunden.
Están muriendo
personas de generaciones que eran mejores que la nuestra, yo creo que sí.
Y el
mejor homenaje que podemos hacerles es intentar ser tan buenas personas como
eran ellos. Personas que construyeron una sociedad mejor, que no buscaban su
propio bien sino el de todos. Personas cuyo único dios no era el dinero, o el
confort o la comodidad. Personas que lucharon por un mundo mejor. Personas que
creían en un Dios misericordioso y que miraban a los demás con ojos
misericordiosos. Que no les importaba decir la verdad y vivir en verdad.
Cuando
todo esto pase, no podemos ser los mismos. Se lo debemos a ellos. Debemos construir
una generación como la suya. Esos valores que estamos perdiendo se van con
ellos, y no podemos permitirlo. Se lo debemos.
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