Dios tiene que empequeñecerte
“Es posible que en tu vida
haya también algo de esa terrible herida que no cicatriza, es posible que haya
algo de esa angustia no olvidada, alguna sensación de injusticia no vencida,
algún desasosiego, alguna amargura oculta de las que hay tantas en las cosas
del mundo; un algo que se ha derrumbado. Entonces es posible que pienses que
todo está acabado, pero en realidad es lo contrario. Todo eso ha de ser para ti
canal de gracia. Dios tiene que permitir tantas heridas y dificultades para que
te sientas débil, y con esa debilidad te abras a la gracia. Si alguna vez te
sientes especialmente dolido, no olvides que este es un dolor bendito, que hace
sitio para la gracia en tu blindaje de adulto y de honesto. Todo eso es una
oportunidad que se te ofrece para que profundices tu fe. Tu debilidad hace que
a través de la fe puede vivir en ti el poder de Dios. Dios, al acercarse a ti,
tiene que hacerte más débil para que lo necesites, y para que al creer y al
confiar en él, cada vez más, busques su apoyo. Tiene que empequeñecerte, porque
eres demasiado grande y las heridas empequeñecen. De ahí que toda herida sea para ti una
oportunidad de irte convirtiendo en el niño del evangelio. A veces hacen falta
muchas heridas para hacerse niño, para avanzar por el pequeño camino”.
Meditaciones
sobre la fe - Tadeusz Dajczer
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