Dios no quiere tus obras

El otro día vi una película , solo apta para personas altamente sensibles. Diría más, ésta película no es posible entenderla si no conoces la gratuidad de Dios, si no sabes ya, después de tantos tumbos dados por la vida, que El no quiere tus obras , te quiere a ti.
No sé qué hacer, voy a desvelar el argumento, mira si quieres no sigas leyendo y la ves antes, o no la veas...lo que quieras.Yo solo quería contarte que el protagonista es un pobre de espíritu , de esos que reflejan tan bien a Dios en sus ojos limpios y profundos , en su inocencia, en su bondad. Es un alcohólico que vive bajos los puentes en Francia. Un día un desconocido le pide un favor. Le dice mas o menos, "Te entrego 200 francos porque creo que los necesitas, pero cuando puedas devolverlos quiero que se los entregues a Therese (Santa Teresita del Niño Jesús) porque yo me he convertido gracias a esta santita."
Andrea que así se llama el protagonista se compromete a devolver los 200 francos en la Misa del Domingo en una Iglesia donde se encuentra la estatua de la santa. El caso es que siempre que va a devolver los 200 francos le ocurre algo que le impide hacerlo...Vemos como un hombre débil pero lleno de amor hacia los demás  y hacia Dios intenta cumplir y no puede. Entra en bares, se emborracha, se va con mujeres y en ningún momento dejamos de ver un hombre santo, qué curioso no, y que escandalizador será para algunos. Al final de la película, él cree ver a Teresita en un bar que está enfrente de la iglesia donde él iba a pagar su deuda. Se acerca a ella y se pone de rodillas, y le dice no he podido pagar mi deuda, y ella le contesta NO ME DEBES NADA, si necesitas dinero puedo darte...Y es que la paradoja es que Andrea durante el transcurso de la película no hace más que recibir dinero de forma gratuita de muchas formas desde que Santa Teresita entra en su vida. Cuando este hombre se abre al misterio del Amor de Dios y de su misericordia y acepta los 200 francos, la gratuidad empieza a colmar su vida. Pero hay que estar muy borracho, muy desesperado , y ser muy pobre para aceptar la gratuidad de Dios. Los que están llenos , los que se valen a sí mismos no encuentran este tesoro. Por eso antes mi pobreza me angustiaba, pero ahora cuando me veo tan pobre me alegro porque ahora sé que Dios está con los pobres. Ahora sé que la oración auténtica brota de un grito de desesperación. Ah, casi se me olvida, la película se titula "La leyenda del santo bebedor".

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