Existe un lugar

Existe un lugar donde el dolor es tan fuerte que anula cualquier entendimiento, 
donde las palabras no salen y las lágrimas se quedan atrapadas, 
se siente un frío que congela o un calor que consume, 
y la soledad abruma como una multitud.
En ese lugar parece que el corazón sangra y el aire es irrespirable,
Y ya no hay preguntas porque ya no se esperan respuestas.
Estaba allí, en ese lugar y mis pies se empaparon de sangre,
fluía como un río y levanté los ojos para ver de dónde venía,
y entonces me encontré con su mirada…
Extendí la mano para tocarle
y el vacío que separaba nuestros cuerpos me pareció como un abismo insondable.
Ninguno de los dos tenía fuerzas para aproximarse.
Le oí clamar a su Padre y yo también clamé aunque no sabía a quién.
Me pareció ver entonces una figura que secaba su rostro,
levantó su mano y la unió a la mía…
y el lugar dejó de importar.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

María

Una palabra tuya basta para sanarme

La gracia de la confianza en Jesús