Me quedo

Te entrego Señor ese espacio de mi vida que desearía llenar con consuelos humanos y espirituales,
y cada vez que lo hago,
se hace más grande el espacio.
Te entrego Señor ese silencio
que me asusta escuchar,
y cada vez que lo apago
se hace más fuerte.
Te entrego Señor ese desierto que recorro,
esas dudas, esa insatisfacción.
No salgo corriendo,
me quedo,
te lo entrego.

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